La pérdida de mi brazo con 12 años no supuso impedimento para que tuviera una vida normal. ¿Pero qué es una vida normal? No todos tenemos el mismo concepto. Yo personalmente pienso que tenemos que pelear por lo que nos hace felices.
Viajo, hago deporte y realizo carreras en bicicleta por el desierto. Es verdad que el accidente me hizo afrontar una situación nueva para mi, más aún desconociendo el mundo de la discapacidad. Pero no ha sido más que un proceso de aprendizaje que todavía continúa hoy en día.
La rehabilitación solo representó una pausa en mi vida, no un final. Tras mi recuperación he retomado el deporte y me he lanzado a practicar otros nuevos. La movilidad tampoco ha supuesto un obstáculo y sigo viajando y conociendo nuevas culturas. No se me resiste nada.
Ahora utilizo mi experiencia para compartirla con personas que también han sufrido una lesión como la mía. Creo que conocer el camino recorrido ayuda a visualizar lo que todavía falta por recorrer.