Hoy quiero traeros un artículo de Ana María Vaernet, que me ha parecido muy clarificador de un tema tan complejo, para todas las madres y padres como la adolescencia.
El pasaje de la niñez a la adultez, esa etapa conocida como adolescencia, se compara muchas veces con un puente. Ahora bien, este no es un puente firme, sino que se asemejaría más a un puente colgante, un tanto oscilante e inestable, donde a veces parece que se avanza, y otras que se retrocede.
Por este proceso se abandona un terreno conocido y seguro, como es el de la niñez, donde se cuenta con la protección y seguridad que brindan los padres, para aventurarse a la tarea de ser adulto, de ser responsable, de elegir su futuro. Es por ello que este tránsito no es fácil, ni para los adolescentes, ni para los padres; esta etapa está plagada de contradicciones, de ambivalencias, ya que se trata de algo muy deseado – crecer, ser independiente- y a la vez muy temido.
Es también un momento difícil para los padres, quienes se encuentran generalmente en una etapa de realizar un balance de su vida, donde se replantean sus proyectos y expectativas; cuales fueron sus logros y cuales no pudieron ser. Donde ellos también deben elaborar el duelo de ver desprenderse a sus hijos, y abandonar esa imagen de niños, y verlos como adultos.
La adolescencia es una etapa muy bella también, donde surgen con más fuerza los ideales, donde se cree firmemente en la posibilidad de realizar los sueños, donde aparece por primera vez el enamorarse; en fin, es también un gran momento para encontrarse de otra manera con los hijos, y redescubrirlos.
Pero en este proceso, decíamos muchas veces los padres se muestran preocupados o confundidos, sin saber muy bien como acompañar a sus hijos a transitar este camino.
Si bien cada adolescente es un individuo, con una personalidad única y con intereses propios, sus propios gustos y disgustos, hay numerosos factores comunes en el desarrollo que todos confrontan durante los años de la adolescencia y que quizá, ayude a comprenderlos:
En relación a su búsqueda de independencia
- Se halla en una constante lucha en la búsqueda de su identidad, esto es de definir quién será, como será (el tan frecuente: “Yo soy así”, en su intento de reafirmarse); buscando incorporar modelos, ideales, a la vez que comienza el dejar un poco a las figuras de los padres como modelos.
- • Este proceso conlleva a una inevitable “desidealización” de las figuras paternas, con la consecuente crítica hacia ellos. Esto, por supuesto, es motivo de muchas peleas, ya que no siempre los padres pueden tolerar esas críticas, o no siempre el adolescente puede formularlas como corresponde.
- • Se queja de que los padres interfieran en su independencia, y a la vez, tiene la tendencia a regresar el comportamiento infantil, particularmente cuando está bajo mucho estrés.
- • Pone constantemente a prueba las reglas y los límites.
En relación a su cuerpo
- Los cambios que ocurren con su cuerpo, lo hacen en un ritmo que no siempre alcanza a asimilarlo, lo que lleva a que con frecuencia se siente extraño o avergonzado consigo mismo o con su cuerpo.
- • Aparece preocupación con relación a su atractivo físico y sexual con relación a otros.
En relación a sus emociones
- Se observa permanentemente a sí mismo, alternando entre altas expectativas de sí mismo y una pobre autoestima.
- • Su humor es cambiante: por momentos está alegre y de pronto se muestra triste o enojado.
- • Tiene menos demostraciones de afecto hacia los padres; e incluso en ocasiones se muestra agresivo, así como también puede estar muy cariñoso.
En relación a su grupo
- Su modo de vestir e intereses está muy influenciado por sus amigos, esto es muy importante, ya que como dijimos, pasan a ser sus referentes, en este proceso de independencia de sus padres, desvalorizando muchas veces las opiniones de la familia.
- Nuevamente, los padres tendrán que lograr ese equilibrio, en que se respete a sus amigos, respetando también las normas básicas que cada familia tiene.
- Comienzan a mostrar mayor interés en el sexo opuesto.
De cómo pueden acompañar los padres
Si bien nuevamente podemos decir que no hay reglas fijas respecto a lo que debe hacerse, algunas pautas generales que pueden ayudar, son:
- • Proveer un ambiente seguro y armonioso en el hogar.
- • Crear una atmósfera de honradez, confianza y respeto mutuo.
- • Permitirle al adolescente la independencia apropiada para su edad.
- • Desarrollar una relación con el niño que le permita confiar en los padres cuando tenga preocupaciones o problemas.
- • Enseñarle la responsabilidad básica para con sus objetos personales y para con los suyos.
- • Enseñarle la responsabilidad básica de ayudar en la casa.
- • Enseñarle la importancia de aceptar límites.
La habilidad de hablar abiertamente acerca de los problemas es uno de los aspectos más importantes de la relación entre padres e hijos. Desarrollar esta relación requiere persistencia y comprensión. Los padres deben tratar de dedicarle cierto tiempo a cada hijo, especialmente si están discutiendo temas difíciles o tristes. Esta relación crea una base de confianza que le permite al niño el discutir con sus padres los problemas y conflictos que surjan durante la adolescencia.
Una relación padre – hijo llena de conflictos y tensión en la adolescencia puede ser una señal de la necesidad de ayuda profesional.
El tiempo y energía que invierten los padres durante la infancia de sus hijos puede prevenir el que los problemas pequeños de la infancia se conviertan en problemas más grandes de la adolescencia.