Por estas fechas hace un año que recibí la llamada de Afanip, una llamada que puso luz en aquel camino que había empezado dos meses atrás con el nacimiento de Arlet, nuestra primera hija, más que buscada, más que deseada, más que querida.
Nació ella, y con ella, nuestros miedos y nuestras inquietudes por todo aquello desconocido que se nos avecinaba tras conocer que llegaba al mundo con una amputación en el antebrazo derecho.
A veces, la vida te golpea duro y tras robarte el momento más feliz de tu vida, sin darte respiro te obliga a sobreponerte y a luchar a ciegas contra aquello que no conoces.
El tiempo y la distancia van poniendo las cosas en su lugar y van llegando personas a tu vida que te aportan luz y tranquilidad, eso es lo que sentí al escuchar a Esther en aquella llamada en uno de mis peores momentos. Así llegó Afanip a nuestras vidas y pronto llegaron las jornadas donde conocimos a numerosas estupendas familias, dos días muy enriquecedores a nivel emocional… que admiración hacia todos esos pequeños!! Qué positivo escuchar sus historias y vivirlo todo con absoluta normalidad… eso era justo lo que necesitábamos: normalidad!
Gracias a Afanip por vuestro apoyo, gracias Esther por aquella llamada y sobretodo gracias a ese grupo de fantásticas mamás al que pertenezco por estar siempre ahí.
Agraceder por supuesto a nuestra familia, amigos, conocidos y no conocidos también que se han solidarizado con nuestra causa y se han volcado colaborando con nosotros en aquellas iniciativas a favor de la asociación.
Y por último, para mi lo más importante, darte las gracias a ti, hija, por enseñarme tanto, por esa sonrisa eterna, por esa alegría y esa luz continua, por ese “algo especial” que desprendes y compartes…la vida te ha negado una mano, pero te ha regalado suficientes herramientas y personalidad para vivir sin ella, GRACIAS.